Proyecto de riego – Ante el cambio climático y los veranos cada vez más secos, el viñedo de Var es cada vez más abusado. Los agricultores se equipan para regar su dominio. Una fuerte inversión pero necesaria para el futuro.
A cada lado del camino que conduce a la finca, parcelas de viñas. Y a la izquierda, los que tienen un sistema de riego. A la derecha, los que no tienen uno. Debido a que el costo es alto, y no se trata de configurar un sistema en viñas viejas, que pronto será arrancada. A 4000 euros por hectárea, entendemos que las opciones son necesarias. El sistema se estableció el año pasado, pero aún no se ha utilizado.
«El riego es solo una solución de emergencia en caso de necesidad extrema. El enólogo no está destinado a regar las vides. Nunca hemos regado durante mucho tiempo, pero el clima está en el proceso de Cambiamos y nos damos cuenta de que si la temporada es muy seca, una ingesta de agua bien cuantificada y colocada en el momento adecuado y en el lugar adecuado puede mejorar la calidad de los vinos». Pero aún es necesario poder alimentar este sistema.
Los diversos sindicatos de viticultores en el Var han firmado recientemente un plan para regar las 20,000 hectáreas de viñedos en el departamento. «Un proyecto de 20 años para preservar los viñedos y garantizar su sostenibilidad. Era importante plantear este problema porque debemos ser responsables de las generaciones futuras».
Paradójicamente, el Var tiene recursos hídricos. Pero tenemos que enviarlos. Una ruta muy compleja técnicamente, y muy cara. Porque si hace 20 años, las primeras conexiones no le costaron a los enólogos, la situación ha evolucionado. De hecho, el costo es alto. Alrededor de 280 millones de euros para el var. La Región contribuirá mucho, pero eso no es suficiente. Como resultado, corresponde a los operadores pagar el resto.
Se les comunicó un precio medio: 4000 euros por hectárea para regar. Es una suma difícil de financiar para una granja. Los viticultores de Var ahora esperan que el Consejo del Condado de Var también ponga sus manos en sus bolsillos. Este no es el orden del día de hoy. Sin embargo, equiparse es una necesidad absoluta. No sabemos cuánto durará. Las fincas pequeñas, cuya capacidad financiera es modesta, no saben si podrán seguirlas.