Conocer y enjuiciar un vino es un arte que muy pocos llegan a dominar. El color, el aroma y el sabor son las señas de identidad de un buen caldo que sólo una persona adiestrada es capaz de distinguir y valorar. En la descripción de un vino se utiliza una amplia y variada terminología. Este es el significado de algunos de los adjetivos que se escuchan habitualmente en una cata.
Los 25 adjetivos
ABOCADO O EMBOCADO – Vino que sin llegar a ser dulce ofrece sensaciones azucaradas.
ACERADO – Matiz en la coloración de los vinos blancos jóvenes y pálidos que recuerda el brillo del acero.
AFRUTADO – Expresión incorrecta muy usada para describir un vino delicado que evoca diferentes aromas vegetales, como el olor propio de la uva usada en su elaboración o el de otra fruta. El término correcto es frutal.
AGRESIVO – Vino con aroma y sabor penetrantes y desagradables. Suele ser ácido y astringente.
ASTRINGENTE – Se dice de los vinos que, debido a los taninos, producen una sensación de estrechamiento que se aprecia en los tejidos de la boca.
ALEGRE – Vino ligero, fresco, fácil de tomar y con buen paso de boca. Ausencia total de complejidades aromáticas.
ÁSPERO – Vino astringente en exceso, debido a la abundancia de taninos o de componentes herbáceos procedentes del raspón, las pepitas o los hollejos del prensado.
BALSÁMICO – Se aplica a vinos de gran crianza y es una sensación que forma parte de su bouquet. Se trata de aromas penetrantes que dan sensación de frescura y matices mentolados.
BRILLANTE – Vino que al trasluz se ve completamente transparente y sin impurezas.
CARNOSO – Se dice del vino con cuerpo y bien conjuntado que produce un rica impresión física a su paso por la boca.
CRUDO O TIERNO – Vino joven y sin terminar.
DÉBIL O CORTO – Se aplica al caldo con caracteres pocos pronunciados.
DECRÉPITO – Vino desequilibrado por completo debido al exceso de edad.
ELEGANTE – Vino equilibrado que produce sensaciones sugerentes en nariz y boca.
ESPESO – Vino con mucho cuerpo y densidad.
FRESCO – Vino con una acidez adecuada para su tipo. Se aplica a los jóvenes de calidad.
HUECO – Se dice de los caldos que decepcionan en todo el recorrido de la boca, debido a sus muchas carencias.
LLENO – Vino de amplios sabores que colma el paladar.
MORAPIO – Vino tinto de color intenso y tonos apagados por su poca acidez.
PASTOSO – Hace referencia a vinos blancos y cavas demasiado densos en la boca y ricos en azúcar.
PERFUMADO – Vino con intensos aromas.
PICADO – Vino con síntomas de avinagramiento.
TERPÉNICO – Vino con aromas densos e intensos originados por los aceites esenciales que contiene.
UNTUOSO – Caldo oleoso que se adhiere en la copa y que en la boca se muestra suave.
VIGOROSO – Es un vino que provoca sensaciones potentes en la boca. Resulta sabroso, con cuerpo y con una acidez y nivel de taninos y alcohol bien conjuntados.