y pasión por el vino

Durante 20 años, un hombre de las finanzas corporativas, que ya había ganado aceptación en diferentes partes del mundo como ejecutivo superior, decidió cambiar el rumbo de su vida.

Se trata de Bruno Zgorecki, un francés que, gracias al amor por su tierra y uno de sus máximos productos, el vino, aceptó asumir un nuevo reto en el Perú. Enterrar el estigma de que una ancestral bebida como esta, específicamente la que nace en este país europeo. No podía ser disfrutada y acompañada por una propuesta gastronomía de gran envergadura como la nuestra, a un precio accesible.

Luego de llegar como un visitante y enamorarse de cada costumbre que revelaba el Perú para él. Decidió que era el momento de democratizar el vino francés en territorio nacional. De dejar atrás el miedo y la percepción de que la elegancia y buena calidad de este producto eran inalcanzables para los mismos peruanos. Y, por qué no, de convertirse en uno de los nuevos voceros de esta clásica bebida, dispuesta a revolucionar el campo gastronómico nacional.

La vida de Bruno en torno al vino siempre estuvo envuelta por la pasión, gracias a su familia, quien fue pieza clave para descubrir la esencia que destila su fino aroma.

Es la majestuosidad que refleja el vino, que lo llevó a usar todas las piezas del juego, y traer desde las regiones más representativas de Francia, una innovadora propuesta.

Desde su mismo lugar de origen en Europa, en medio de las viñas de  la región «Provence». Este empresario se propuso convertirse en un mayorista del vino y embajador de su tierra en Perú.

«Mi intención es dar al peruano una mirada diferente sobre el vino de Francia. País que cuenta con un patrimonio de viñedos. Uno de los más extensos en el mundo, y el origen de casi todas las viñas que se encuentran en Sudamérica», señala Bruno.

Los vinos franceses tienen una calidad reconocida a nivel global, muchos de ellos por ser orgánicos.

Hoy, todas estas características han servido para tener la oportunidad de ser ofertados a un precio justo entre los peruanos.

Bruno sabe que no hay nada mejor que compartir un buen vino francés; entre amigos, en familia o mientras se convierte en el fiel acompañante de una exquisita propuesta culinaria del Perú.

Este país es considerado uno de los mejores exponentes de la gastronomía en el mundo, y merece el mejor vino.

Sin duda, la historia de este francés en Perú tiene más para contar, y eso se hará en el camino de la consagración, a través de una nueva propuesta de productos netamente franceses que están a punto de abrir un nuevo capítulo en la gastronomía de este país.