El champagne, también conocido como vino de Champagne, es un espumoso vino francés protegido por una denominación de origen controlada cuya regulación requirió varios siglos de gestación. Su nombre proviene de la champaña, una región del noreste de Francia. La delimitación geográfica, las variedades de uva, los rendimientos y la totalidad de la elaboración del champagne son las principales especificidades de la denominación.
Históricamente, ya en la edad media, esta provincia comenzó produciendo vinos aún no efervescentes. Vinos claros llamados también «la naturaleza», cuya fama comienza a superar su región de origen en el siglo XVI, a través de un renombrado Embajador, el rey Enrique IV, y luego en el siglo XVII, gracias a los talentos de Dom Pérignon (1638-1715), un monje cellerier de la abadía benedictina de Hautvillers, en particular con la Asamblea de diferentes añadas y el control del aporte de espuma durante la segunda fermentación. El éxito de la denominación se incrementó a partir de 8 millones botellas enviadas en 1850, 28 millones en 1900, 100 millones en 1970, 200 millones en 1986, 300 millones en 2010 y 312 millones en 2015, con el mercado alcanzando los 4,74 mil millones euros, con casi la mitad del volumen de negocios logrado en la exportación marcado por un fuerte aumento de valor y volume.
El Champagne se compone principalmente de tres variedades de uva: Pinot Noir, Pino Meunier y Chardonnay. El viñedo de Champagne produce en su mayoría vinos blancos espumosos, con una amplia gama de base (especiales o no), añadas y diversos revestimientos.