Dueño de un color especial, que evoca un atardecer frente a un bello paraíso. Esa puede ser una de las primeras interpretaciones que se me ocurre expresar sobre el vino rosado.
En esta entrada, debo confesar, de primera mano, que soy una aficionada de su incomparable textura, del esplendor que produce en una copa. Capaz acompañar con una dulce propuesta, como un dulce de frutos secos o una cremosa torta de chocolate, por decir algunos ejemplos que se vienen a la mente.
El vino rosé es mucho más que una suerte de acompañante perfecto para un banquete especial. Hay más datos que puedes conocer, y que te traigo a continuación:
- Fiel acompañante de aperitivos.
Incluso en épocas cálidas, los vinos rosé crean un buen vínculo con aperitivos como quesos y tapas. Pero si la idea es disfrutarlo con una preparación casera, una buena ensalada creará un excelente maridaje.
- Cocina desde el mar.
Aunque el vino blanco siempre ha sido un buen acompañante de la comida en base a pescados, el vino rosado no se queda atrás. Uno de buena calidad podrá ser el acompañante de una propuesta de mariscos. Si te gusta la alta cocina, acompañada con una propuesta de paella y arroces, no dudes en sumar una buena copa de vino rosé.
- Regiones vitivinícolas en el mundo
A pesar de que la tradición del vino rosado es grande en el mundo, hay regiones que, sin duda, se ha convertido en los referentes de la producción de una bebida de este calibre. La región de Provenza (Francia) se ha convertido en un foco importante de exportación, gracias a las prestigiosas bodegas que la rodean.
- Ideal para debutar en el mundo de los vinos.
Toda experiencia tiene un comienzo, y si eres de los que está dispuesto a conquistar el ámbito de los vinos, sin haber tenido noción previa de esta clásica bebida, un primer acercamiento puede ser con el vino rosé, gracias a que tiene un suave y frutado sabor, a diferencia de un tinto. Luego, podrás seguir tu viaje de experiencias sensoriales, de manera progresiva, con otras fascinantes experiencias en una copa.